domingo, 16 de agosto de 2009

RENDIMIENTO Y PRODUCCIÓN DE SOJA 2008

Estimados lectores, siguiendo con el desarrollo de la misma idea no por monótono sino por incansable entusiasta de aportar alguito de luz e información acerca del flagelo del monocultivo de la soja. Lo que ustedes pueden observar en coloreado son los departamentos con importantes registros del cultivo de la soja. Cuando decimos más arriba que el cultivo de la soja abarca el 50% del total cultivado en el país nos estamos quedando muy cortos!!, porque de acuerdo a las estimaciones agrícolas de este año la superficie con soja trepará al 70% del total, que significa esto más soja "Obvio" pero menos trigo, girasol, maíz, leche,carne, hortalizas, frutas entre otros. La justificación es sencilla más soja necesita más tierra y a alguien se la tienen que sacar, ta claro Cleto y mARCELITO t. Ymaginense como sería este mapa con retenciones al 25%, a cuanto se no va el lomo Alfredito!!.

martes, 23 de junio de 2009

LA VUELTA AL JUGUITO DE SOJA, GUACALA!!!

Estimados amigos de la clase media, alta, desorientados y afines; usted lo pidió y aquí lo tiene:

Según publicara Clarín en 23 de junio del 2009 unos 600 tamberos reunidos en la localidad de San Francisco pcia. Córdoba se reunieron en acto de campaña junto a la Mesa de Enlace, el Gobernador Schiaretti y el experonista Carlos Reutemann. Allí decidieron un conjunto de medidas electorales en perjuicio de la actividad tambera, o sea de la producción de leche. Este patriótico plan, se concretará enviando a mataderos y frigoríficos alrededor de 1000 vacas lecheras. Esto provocará no solo la disminución de la producción con el correspondiente aumento del precio, sino que desembocará en un aumento de la superficie destinada al cultivo de soja principal objetivo de la medida, ¿por mal pensado cree UD . Que digo esto?, no!! porque actualmente y al costo actual de producción y ante aumentos sostenidos del precio de la soja y el aumento del dólar, la soja es más rentable que la leche, se entiende!! La leche se toma principalmente acá! Y se exporta (sin retenciones!!) en menor cantidad, pero la mayoría de consume en el país. LA SOJA no!! Se comercializa en el mercado exterior que paga en dólares. Por que digo esto, es censillo el aumento del precio internacional de la soja (Chicago) fija el precio en Argentina y demás países, y como el poroto se lo paga en dólares porque su principal destino es el mercado internacional se cobra en dólares!!!!. Durante el conflicto con los sojeros del 2008 el dólar se mantenía alrededor de los $3, posterior al paro comenzó a subir y a subir al ritmo de la crisis internacional, pero con una soja en baja. Este año en cambio sube el precio de la soja y sube el dólar, sin retenciones móviles, cuanto más sube la soja más sube la ganancia de los productores sojeros y cuando sube el dólar también!!!!! Excepto los insumos importados el resto se paga en pesitos. ¿Y que gano la clase media que apoyo el “campo sojero”? ¿La bronca de Cristina? O ¿el aumento sostenido de los alimentos?, que lindo negocio!.
Ahora les voy a dejar un interrogante !!!, que pasaría si las retenciones a la soja bajan en un 10% ¿?? Como prometieron Binner, Stolvizer, Denarvaez, Reutemann, Cobos y Raul Ricardo 2do !!!!
Pregúntenselo a la Carrió!!!!

PARA QUE ORDEÑAR LAS VACAS TAN TEMPRANO TODOS LOS DÍAS?

Como explicamos en el documento “Seguridad Alimentaria o Mesa de Enlace” la principal intención en la resolución 125 de retenciones móviles fue la de frenar el avance de dicho cultivo de exportación CON RETENCIONES SOLO A LA EXPORTACIÖN!!!!! Y no para el mercado interno, dado que se exporta en un 95%. No Solo recaudaría el estado, sino el productor que no le resulte rentable podía optar por otro cultivo como los que componen la canasta básica de los alimentos (papa, tomate, batata, maíz (principal alimento de gallinas y chanchos), PASTURAS para carne y leche, TRIGO, pepino, zapallo, cebolla, girasol, y muchos otros tan gustosos y alimenticios cultivos, que no tienen retenciones!!!!!.
Pero gracias al voto no positivo de la clase media podemos disfrutar de las riquísimas milanesitas de soja!! Con pan de soja y leche de soja sazonadas con salsa de soja.

LASOJA QUE SUPIMOS CONSEGUIR!!!!!! QUE SUPIIIIMOOOS COONSEEGUIIIIR!

Por favor mire con detenimiento el gráfico de abajo y vea en forma gratuita y en base a datos históricos (no son de Moreno!!!!) publicados por la SAGPyA que la evolución exponencial de la soja, produjo una reducción indefectible de los otros cultivos principalmente el de pasturas principal alimento de las vacas de tambo y carne!!!!!.
Provecho!!!!, aclaro que los datos del 2007 con respecto a pasturas aun no fueron publicados por el actual censo, pero imagíneselos, no hay que ser Ingeniero para eso (dijo Blumberg) snif.

sábado, 16 de mayo de 2009

EL CAMPO INVISIBLE - FORO NACIONAL DE AGRICULTURA FAMILIAR

Reproducimos una entrevista publicada en Revista23 hecha a Miriam Bruno, coordinadora nacional del Foro Nacional de Agricultura Familiar (Fonaf).

26-03-2009 / Es la cara oculta del conflicto chacarero. El Fonaf agrupa a 180 mil pequeños productores, pero no integra la Mesa de Enlace. Sus críticas a la Federación Agraria, la “derrota” de la 125 y las deudas del Gobierno: “Necesitamos una reforma agraria en serio”, dicen.
Por Franco Mizrahi

"Nosotros somos más del 50 por ciento del campo, el campo que no se ve, el que no se considera, el que produce en el 13 por ciento de la tierra del país y al que la Mesa de Enlace no representa”, afirma con vehemencia Miriam Bruno, coordinadora nacional del Foro Nacional de Agricultura Familiar (Fonaf). Según los números que maneja la organización, de los 250 mil pequeños productores del país –que según el censo del 2002 son el 80 por ciento de los emprendimientos agropecuarios de la Argentina–, 180 mil están ligados directa o indirectamente con este foro a través de 1.200 organizaciones distribuidas en 21 provincias. Ellos son la carne de cañón de este conflicto que mantiene en vilo al país hace un año. Todos dicen representarlos pero, según denuncian, en la práctica ninguno lo hace. Por eso se postulan como una mesa de diálogo alternativa.

Son, dicen, el campo invisible. Nancy Rodríguez tiene 31 años, es delegada del Fonaf por la mesa nacional de Catamarca y forma parte de una cooperativa de artesanos integrada por once familias: “Hay una familia que tiene seis hectáreas y nos provee de material. Plantamos maíz y zapallo plomo. Producimos para el mercado y para autoconsumo. En total somos 32 adultos y cinco niños de entre 5 y 6 años”. Entre ellas esta su hija, Rocío, que la ayuda con las artesanías en estas tierras que están veinte kilómetros al sur de Santa María. “Nuestro ingreso mensual es de 500 a 600 pesos por familia, está todo muy duro. Pero no estoy de acuerdo con la Mesa de Enlace. El año pasado apoyamos a la Federación Agraria, fuimos a cortar las calles en apoyo a las retenciones segmentadas. Después nos dimos cuenta de que la FAA defiende al pequeño, pero que produce de mil hectáreas para arriba. Y nosotros estamos lejísimo de eso”, explica.

“El agricultor familiar –según Bruno– es aquel que produce con la familia, en un ámbito que cuida el medio ambiente, con una producción diversa y cuyo ingreso proviene de sus tierras. Es una forma de vida. Esta concepción es tan abarcativa que contempla a quienes producen para subsistir y a los que tienen hasta tres empleados y producen por mes el equivalente a 14 canastas básicas.”

El Fonaf nació en el 2004 como espacio de encuentro de organizaciones. Fue a través de una propuesta de la Cancillería que quería reunirlas para definir políticas para la agricultura familiar en el marco del Mercosur. Hoy funciona como órgano impulsor de políticas para el sector, en cogestión con el Estado que aporta, según la coordinadora, unos 300 mil pesos para que pueda desarrollarse. El Foro se adjudica como un triunfo la creación de la Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar.

La mayoría de los agricultores familiares recibe ayuda estatal, que varía según la categorización en la que se encuentre: van desde subsidios hasta créditos con tasas bajas. “Es muy difícil la convivencia de estos dos mundos”, agrega la coordinadora nacional del Fonaf. Dentro de esta definición genérica se encuentran incluidos pequeños productores, minifundistas, campesinos, chacareros, colonos, medieros y productores familiares. Una multitud a la que, hasta ahora, se la mantenía alejada del foco del conflicto chacarero.

“Se habla del campo, de los pequeños productores, pero nadie nos consulta. Lo ilógico es que somos enunciados en los dos lados pero nosotros tenemos presencia propia, no necesitamos intermediarios. Le dijimos a Eduardo Buzzi cuando empezó el conflicto que la agricultura familiar debía ser enunciada y nombrada por nosotros y no por aquellos que dicen que nos representan. Lo mismo le hicimos saber a Débora Giorgi”, explica Bruno.

–¿Quieren ser una alternativa a la Mesa de Enlace?

–No queremos ser. Somos la alternativa. El “campo” del que se habla en los medios es el de la lógica de la explotación y sojización. Se siguen defendiendo los derechos de los grandes. Se les quieren reducir las retenciones a los grandes que fueron los primeros en recibir la ayuda por la emergencia agropecuaria. Para la Mesa de Enlace nosotros somos el chiquitaje, necesario para que cuando se corte la ruta podamos llevar a los compañeros. Pero no somos importantes para definir las políticas, para eso tienen que estar los grandes señores.

–¿Están a favor de las retenciones segmentadas?

–Sí, sin ninguna duda. No estamos de acuerdo con las retenciones cero para todos. Queremos varios cambios en el país: la reforma agraria –que no vendrá pronto– y otro modelo de producción y de comercialización.

–¿Y cuál es su relación con el Gobierno?

–Construimos herramientas juntos. La respuesta a la pobreza la tenemos los que la padecemos. Pero no somos partidarios. Queremos que nos respeten. Y eso también lo tiene que entender el Gobierno.

–¿Por qué?

–Veníamos avanzando en la Secretaría de Agricultura, pero con la apertura del Ministerio de Producción los recursos deben pasar por otro estamento. Creemos que debe existir ese ministerio, pero nosotros deberíamos pasar de subsecretaría a secretaría. Si bien tuvimos reuniones con los asesores de Giorgi, nunca nos reunimos con ella. Nosotros les planteamos: si se juntan con el campo, ¿por qué no estamos nosotros?

Marcelo Ibáñez (40) hace décadas que trabaja la tierra. Es catamarqueño, reside en el departamento de Santa Rosa, en Alijilán. Dejó la producción tabacalera para probar suerte con la vitícola y con las hortalizas. Tiene nueve hectáreas que trabaja con su esposa y con un empleado, hace cinco años. “Esto va a empezar a dar ingresos recién dentro de cinco años más. Yo trato de sobrevivir con las hortalizas y un sueldo que cobro por trabajar en el Ministerio de Educación provincial”, cuenta. En cuanto a la propuesta que le hizo el Gobierno a la Mesa de Enlace tiempo atrás, afirmó: “No entiendo por qué no la aceptaron. Estoy de acuerdo con las retenciones móviles segmentadas. Al pequeño productor le convienen”.

El conflicto de la Fonaf con la Federación Agraria tiene larga data. El mismo Foro nació en el 2004 como una iniciativa de la FAA y hasta el día de hoy tiene miembros de esa organización en la comisión ejecutiva. Pero el vínculo se resquebrajó cuando comenzó el conflicto por la resolución 125. Hasta entonces el Fonaf tenía sus oficinas en la sede de FAA. Ahora atiende en la CTA. “En algún momento iba a llegar esta división”, explica la coordinadora nacional. Y agrega: “El viraje de la FAA hacia la Mesa de Enlace fue por la presión de la región pampeana, donde está el eje fuerte de la Federación. Quieren ser un grande. Ellos querían federar a todo el que se sumara al Foro, es decir que todo sea FAA. Nosotros pudimos resistirlo, consideramos que ese no era el camino. En el Foro construimos políticas y no afiliados”.

Según el documento del Fonaf, que realizó junto al Estado entre mayo de 2006 y octubre de 2008, la producción por hectárea es 53 por ciento mayor en el promedio de los pequeños productores que en los que no lo son, y su valor bruto estimado de producción representa el 19,2 por ciento del valor generado por el total de las explotaciones agropecuarias.

Entre estas productoras se encuentra Josefa Ortega, delegada de la mesa ejecutiva por el NOA,
jujeña y federada. Su situación es una clara muestra de las pujas internas que se dan en el seno de la FAA: se siente representada por su organización y por Eduardo Buzzi, pero no por la Mesa de Enlace, “amén de que nuestra organización esté ahí. Queremos que se diferencie el conflicto del NOA de las problemáticas que tienen en la zona pampeana. El conflicto no nos toca en cuanto a los agronegocios”, explica.

Ortega vive en el departamento Tumbacya, de la localidad de La Dársena, junto a cien familias que trabajan en una extensión de ocho kilómetros a la vera de la ruta, donde tienen entre una y diez hectáreas. “Producimos yacón y frutas variadas a las que les damos valor agregado: dulces y jaleas. También tenemos producción de ganado vacuno y caprino”, explica Ortega. Como los medios de transporte son muy caros, vende lo que puede. Anualmente junta de 3.000 a 3.500 pesos. “Vendemos en función de lo que necesitamos. Nuestro día comienza cuando aclara y culmina cuando oscurece. La lucha que tenemos en el interior es diferente a la de la pampa húmeda. Aquí peleamos por la tierra”, explica.

Por su parte, Osvaldo Arano (51) arrienda 200 hectáreas de tierra en la Pampa de Olaen, en Córdoba. Son 30 mil hectáreas administradas por el gobierno provincial. Todo lo recaudado va a obras de beneficencia. “Estoy pagando 8 kilos la hectárea –explica–. En este lugar hay un animal cada 6 o 7 hectáreas. Ahora estoy plantando hortalizas para vender. Estoy sobreviviendo en el campo.” Arano es otro desencantado de la FAA: “Yo estuve afiliado a Federación hasta que comenzó el conflicto por la 125. A mí me perjudicó y a algunos directores no les gustó lo que les decía. No me veo identificado con la Mesa de Enlace ni con la FAA. Nunca han ido a favor del pequeño productor, siempre a favor del medio para arriba. Ojo, tampoco me siento una fuerza de choque del Gobierno. Yo voy a estar con el que defienda la agricultura familiar”.

En la misma sintonía, Bruno agrega: “La FAA defiende en su mayoría a los ‘pequeños productores’ que tienen mil hectáreas. Ni Alfredo De Ángeli es pequeño productor. No se asemeja ni un poco”.

–¿Cómo analiza la postura de la oposición, que se muestra cerca de los reclamos del campo?

–Que no entiende nada de este sector. Ellos reconocen que el campo es la Mesa de Enlace. En este conflicto hubo mucha plata de parte de la oposición. Los piqueteros estuvieron no más de una semana en las rutas porque no había plata que sostuviera esa movida. En este caso van a poder estar cortadas por mucho tiempo porque la plata siempre aparece. Cada corte implica mínimo mil pesos de sostenimiento, de comida y logística. No es barato hacer un corte. Son otros intereses económicos a los que les interesa hacer el corte. Y no los intereses de que haya una verdadera política agropecuaria.

–¿Cree que hay un ánimo destituyente?

–A esta altura, creo que sí. Cuando se pide por la soja, la Mesa de Enlace pide por los pequeños y medianos productores. Pero cuando se negocian medidas para ellos, como fueron las retenciones móviles segmentadas, no se aceptó. Ni una ni la otra cosa conseguimos. Lo que se festejó, nosotros los pequeños lo sufrimos.

lunes, 6 de abril de 2009

MESA DE ENLACE O SOBERANÍA ALIMENTARIA

A partir del 11 de marzo de 2008, precisamente de la mano del conflicto generado alrededor de la Resolución 125 sobre retenciones móviles – se ha puesto sobre la mesa, la discusión en torno a la cuestión de la redistribución de la riqueza, que en el fondo es la discusión de que modelo de país queremos. ¿Queremos un país más justo, igualitario y equitativo o queremos un país donde puedan vivir bien solo unos pocos?. Podemos decir que el Estado Nacional, a través de sus tres poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial ha comenzado a reconocer públicamente la existencia de históricas desigualdades, y el gobierno nacional ha empezado a hacerse cargo del tema y a tomar medidas para modificar esa situación. Por eso la resolución 125 del Ministerio de Economía de la Nación y sus modificaciones en el Congreso, apuntaron directamente a gravar la renta extraordinaria del sector agroexportador concentrado que está conformado por un pequeño pero muy poderoso grupo de empresarios asociados a otros sectores subordinados a ellos.

Sin duda, las desigualdades a las que hacemos referencia no son producto de la fantasía de un historiador o de un periodista trasnochado. Cualquier persona puede buscar esos datos y comprobará que actualmente más del 50% de las tierras de nuestra Argentina están siendo controladas por solamente el 2% de los productores y el 66% de los productores familiares posee apenas el 13,5% (Censo Nacional Agropecuario 2002). Pero estas desigualdades no nacieron hace pocos años. Fueron creadas hace mucho tiempo y aumentadas a través de los años por aquellas corporaciones que concentrando en sus manos los recursos económicos como la tierra, el capital y la tecnología, y que solo se preocupan por su propio beneficio persuadiendo a los demás sectores del indispensable retiro del Estado Nacional, desoyendo las necesidades de todos aquellos sectores desfavorecidos por el sistema de mercado.

Desde hace treinta años estas corporaciones, en forma ininterrumpida han contado con el apoyo de la mayoría de los grandes medios de comunicación, que como claramente pudimos observar durante el último conflicto agropecuario, han manipulado constantemente a la opinión pública para lograr el mantenimiento de estas relaciones asimétricas de poder. Para ejemplificar lo dicho -sorprendentemente-, el año pasado, un sector mayoritario de la clase media, cayó en esa trampa mediática, pensando que apoyaba a todo “el campo”, o peor aun a los pequeños y “sacrificados chacareros”, en realidad salió a apoyar a un sector minoritario del campo argentino, el que no quería pagar los derechos de exportación, evadía a la autoridad fiscal y mantienen las más altas tasas de trabajo no registrado, intereses que obviamente no representan a los de la clase trabajadora. Nos preguntamos si, esas concentraciones de Rosario y Palermo, hubieran sido multitudinarias, si las personas que asistieron hubieran sabido que “la Mesa de Enlace” que se presenta como representante “del campo”, correspondía solamente al sector que más ganó en los últimos años en el país, hecho que puede comprobarse no solo por sus 4x4 último modelo, sino por los márgenes económicos publicados por algunos diarios y revistas especializadas. Solamente y según datos del Censo Nacional Agropecuario 2002, solamente declararon estar agremiados el 4,67% de los productores agropecuarios del país, negando dicha situación el 95.33 % restante de los productores. Hubieran asistido si quienes representaban a los chacareros estaban ganando en esos momentos – descontando todos los gastos y retenciones del momento- entre $43.000 y $85.000.000 por mes en una sola cosecha; hubieran apoyado esos reclamos si hubieran reflexionado sobre el justo objetivo del cobro de las retenciones, ya que generan ingresos genuinos para nuestro país (educación salud, seguridad, infraestructura y vivienda) y no “caja para el gobierno” como les han hecho creer.

Sin duda creemos es obligación del Estado modificar las condiciones de desigualdad en que se encuentra la población. Si realizamos un recorrido histórico, a partir de la crisis del 29, vemos que en nuestro país, los distintos gobiernos, ante la necesidad de una intervención más fuerte por parte del Estado, fueron creando diversas herramientas para regular en un sentido u otro la producción agropecuaria y la distribución de la riqueza generada dentro del país. Las primeras fueron las Juntas Reguladoras, como la de Granos y la de Carnes creadas en 1933. Posteriormente absorbidas, en 1946, por el Instituto Argentino para Promoción del Intercambio –I.A.P.I.-, creado con la finalidad de centralizar el comercio exterior y transferir recursos entre los diferentes sectores de la economía, estimulando la industrialización y garantizando la satisfacción de la demanda local. El I.A.P.I. poseía múltiples competencias (comerciales, financieras, reguladoras, de promoción, de garante, etc.) que además fueron acompañadas por un conjunto de políticas agropecuarias en pos de la redistribución del ingreso. Entre esas medidas regulatorias para el sector podemos nombrar: el estatuto del peón rural, que permitió el acceso a los beneficios sociales (como la jubilación y la obra social), el congelamiento de los arrendamientos rurales (que permitió al chacarero arrendatario acceder a la propiedad de la tierra); el desarrollo de infraestructura de acopio y transporte- política indispensable para el abastecimiento alimentario y el comercio internacional- y diversos subsidios y precios sostén para las producciones de las economías regionales.

El conjunto de estas medidas fueron disueltas, en 1955, por el golpe de Estado ejecutado por la autodenominada “Revolución Libertadora”, impulsada y financiada por una coalición cívica-militar integrada por un sector de las Fuerzas Armadas, la Sociedad Rural Argentina, la alta cúpula de la Iglesia Católica, la U.C.R. y el Partido Socialista, entre otros grupos menores, que habían sido derrotados en las elecciones de 1952 por Juan Domingo Perón, impulsor de dichas medidas. Es llamativo comprobar como muchos de estos actores hoy intentan jugar una oposición similar, defendiendo intereses similares, encabezados por la “mesa de enlace”. Tiempo después en 1963, durante el gobierno de Arturo Illía, se recrea la Junta Nacional de Granos –cuya función principal fue la fijación de precios y el establecimiento de cupos de exportación para granos y subproductos. Pero, desafortunadamente, estas medidas fueron completamente desarticuladas. Primero con el golpe militar de 1976, donde el Estado impone a sangre y fuego un proceso de desregulación de los mercados, que tiene su continuidad con la radicalización del liberalismo en la década de los ’90, época en que se disuelve la JNC y la JNG de la mano del ex presidente Carlos Menem, su ministro de economía Domingo Felipe Cavallo y su secretario de agricultura Felipe Solá. Quienes siguiendo los mandatos del Consenso de Washington, generaron las condiciones que llevaron a la Argentina a la crisis económica interna, acelerada por el gobierno de la Alianza de los años 1999-2001.

La vedette de la Mesa de Enlace: la soja

Como es sabido, la Argentina fue históricamente y continúa siendo un país proveedor de alimentos al mundo, por ejemplo: carnes, leche, cereales, miel, fruta fresca y aceites, todos ellos también, alimentos básicos para el consumo interno masivo, y concentradas sus producciones en la región pampeana. Se trata de producciones fundamentalmente pampeanas. En las regiones extrapampeanas en cambio se producen algunos de los denominados cultivos industriales orientados fundamentalmente hacia el mercado interno: caña de azúcar, algodón, yerba mate, verduras para conservas, frutales y uva y sus derivados entre muchos otros. Todos ellos tanto para el consumo interno y la exportación. Podemos aseverar que la Argentina, con sus amplias extensiones, diversidad de climas y ecosistemas, tiene el beneficio de poder autoabastecerse de casi la totalidad de los alimentos que consume su población, a bajos precios. Situación que se encuentra en crisis si continúa el avance indiscriminado de un solo cultivo, la soja, sobre la superficie destinada a todos los otros. En estos momentos la soja ya está ocupando el 52 % de la superficie agrícola del país y se exporta el 95 % de la producción nacional, pues como se sabe, es un producto de escaso consumo por nuestra población. También es digno de mención que los alimentos que consumimos son –como lo fueron históricamente –producidos fundamentalmente por pequeños y medianos productores quienes constituyen -en términos comparativos el sector mayoritario de los productores de alimentos para el consumo nacional.

Si bien la soja recién se introduce en la país a mediados de los ’70, ya en la década del ’80, es notable la ampliación de la superficie cultivada con esta oleaginosa provocada por el crecimiento sostenido de su precio internacional.
Su cultivo se ha extendido hacia el norte, oeste y sur del país, produciendo - al utilizar agroquímicos que provocan severos daños ambientales como el herbicida altamente tóxico conocido comercialmente como Round-up - y alteraciones irreversibles en el medio ambiente al corto plazo: inundaciones y sequías por la destrucción de bosques y selvas (impulsada por la alta rentabilidad del cultivo), eliminación de flora y faunas autóctonas, contaminación de napas de aguas e incluso provocando daños a la salud humana como cáncer y mal formaciones en recién nacidos en poblaciones cercanas a los cultivos de soja. En la década de los 90 se agravó esta situación, ya que se favorece el monocultivo de soja al permitir la introducción de semillas de soja RR (roundup ready), genéticamente modificadas, patentadas por la empresa transnacional Monsanto. Desde la introducción de la soja muchas explotaciones agropecuarias pequeñas fueron compradas, arrendadas o desalojadas violentamente por capitales sojeros, de origen industrial y financiero, profundizando una negativa tendencia histórica, iniciada en 1960, de desaparición de las producciones familiares al ser absorbidas por explotaciones empresarias cada vez más grandes, con la consiguiente migración de los campesinos pobres a los cordones urbanos . Por nombrar solo algunos ejemplos, en las provincias de Bs. As y Santa Fe, por el avance indiscriminado de la soja se han perdido, durante los últimos 20 años, más del 50% de los tambos y se ha desplazado a la ganadería para carne, hacia las zonas más áridas de nuestro país. Este proceso fue dinamizado y acelerado por la presencia de capitales concentrados de origen financiero nacional e internacional, conocidos como “pooles de siembra” que convirtieron a la mayoría de los medianos y pequeños productores en arrendatarios de sus campos, provocando la desaparición de muchos productores familiares, como señaláramos antes, sobretodo de aquellos que producían la mayoría de los alimentos que los argentinos consumimos diariamente. Esta situación está sin duda, poniendo, en peligro la seguridad y soberanía alimentaria de nuestra población. Cuanto más crezca la superficie de soja más se achicarán los cultivos de maíz, verduras, frutas, carnes, leche, algodón entre otros, encareciendo sus precios. Sin duda a lo largo de la historia, el tema de la redistribución de la riqueza y el posicionamiento de la producción agropecuaria ha sido motivo de numerosos enfrentamientos, ya que en general las intenciones son desde el vamos contrapuestas: en un lado se ubican los que especulan, los que sólo defienden su ganancia corporativa, del otro lado, aquellos que defienden la función económico-social de la tierra, los que la consideran parte del ambiente, productora de los alimentos esenciales para la vida y dinamizadora de la economía en su conjunto.

El rol de las retenciones en la redistribución de la Riqueza

No podemos negar que la derogación de la Resolución 125 y sus modificaciones significó una derrota política para el gobierno, como bien se ocuparon de difundir los medios de comunicación y , aunque los titulares no lo hayan reflejado, una considerable perdida económica para los pequeños productores y los habitantes del ámbito rural. Incluso, hoy día -en medio de esta crisis no buscada- estarían mucho mejor, si se hubiera aprobado. Con los precios internacionales actuales las retenciones móviles se encontrarían por debajo del 30% ( Fig. 1) y gracias al voto no positivo del vicepresidente opositor en funciones hoy son de 35%.

Figura 1 : Tributo a la exportación para soja y girasol de acuerdo al proyecto de Ley de retenciones móviles y sus 17 modificatorias.

Ha quedado claramente al descubierto que la mayoría de los empresarios del agro, acompañados y abanderados por los grupos económicos que tienen en su poder los medios de comunicación, el control de las finanzas, el comercio exterior y los bienes de producción, siguen defendiendo a ultranza las políticas propuestas por Martínez de Hoz. Siguen descalificando bajo el slogan: “Achicar el Estado es agrandar la Nación”, a las leyes impositivas “redistributivas” y a cualquier otra medida popular que apunte especialmente a una mejor distribución de los ingresos. Las retenciones móviles son simplemente herramientas que como tal deben ser juzgadas en función de los objetivos a los que apunta. En este caso puntual su objetivo estaba bien claro: lograr una mejor redistribución del ingreso “extraordinario” durante períodos de precios internacionales “extraordinarios” y limitar la expansión del cultivo a fin de que no impacte negativamente sobre el bienestar de las sociedades locales sobre el medio ambiente y sobre el precio de los alimentos que consumimos en el país, colocando a estos fuera del alcance de los sectores de menos ingresos. La resolución 125 no legislaba solamente sobre retenciones, contemplaba además, un paquete de compensaciones impositivas dirigidas especialmente a los pequeños productores incluidos los de soja y girasol y la implementación de un régimen destinado a compensar el transporte desde el lugar de producción hasta su destino final, cuando esos cereales son producidos en las provincias extrapampeanas. También se creaba un fondo de redistribución social - compuesto por los fondos recaudados en concepto de derechos de exportación, que fue pensado para financiar la construcción, ampliación, remodelación y equipamiento de hospitales públicos y centros de atención primaria de la salud, la construcción de viviendas populares en ámbitos urbanos o rurales, la construcción, reparación, mejora o mantenimiento de caminos rurales y el fortalecimiento de la agricultura familiar. Como todos sabemos la Resolución 125 con sus modificatorias no fue aprobada por la Cámara de Senadores gracias a los votos del Duhaldismo, del Radicalismo, del Macrismo, del Socialismo de Binner y Giustiniani, de Rodriguez Saa, de Menem, de la Coalición Cívica, de las fuerzas conservadoras provinciales, y logicamente del voto no positivo de Cobos.

De todos modos este revés en el Congreso, no impidió que el Ejecutivo siguiera trabajando para implementar medidas de diversa índole que muchas de ellas ya han sido puestas en marcha, por ejemplo: la efectivización de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, con un presupuesto de $350.000.000, un plan de engorde del terneros overos para tambos, la reducción de un 50 % en retenciones a la exportación de frutas y verduras y rebajas adicionales, segmentadas según tamaño del productor y condicionadas a la evolución de la producción, y la disminución a las retenciones sobre los cultivos de trigo y maíz. Es evidente que medidas como éstas apuntan a una redistribución del ingreso más eficaz, ya que buscan precisamente la recomposición de ingresos en aquellas actividades agropecuarias cuya continuidad productiva se ve más amenazada y de algún modo, apuestan a un modelo alternativo al monocultivo de la soja. Al mismo tiempo se ha fortalece al Foro de la Agricultura Familiar, entidad que representa a la mayoría de los pequeños productores y a aquellos de pueblos originarios, facilitando crédito y tecnología para la producción de ganadería bovina y caprina y la regularización con el monotributo social. Además desde el 2004 hasta la actualidad se promueve desde el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) la investigación para la pequeña agricultura familiar y la capacitación para los más pobres del campo y productores de alimentos en áreas periurbanas.

Es verdad que estas medidas no resuelven en su totalidad ni complejidad todos los problemas del agro, sin embargo son pasos necesarios y anteriores a muchos otros que se deben dar en función de una política integral agropecuaria, que no sólo asegure su continuidad productiva, sino el fortalecimiento del mercado interno con alimentos variados y a precios accesibles y que garantice la seguridad y la soberanía alimentaria del conjunto de la población de nuestro país. Aunque en estos momentos debido a la crisis internacional que también nos golpea, no parezca importante hablar de retenciones mas allá del pedido de derogación, es necesario invitar a reflexionar a toda la población para que comprenda las decisiones del Estado Nacional: las retenciones a las exportaciones son una herramienta más de política económica para corregir las asimetrías y equilibrar los precios internos. Hoy día, sobre todo después de haber vivido la -a nuestro juicio, mal llamada- “Crisis del campo”, estamos sin duda aún inmersos en el mismo conflicto, producto del encuentro de intereses contrapuestos. Con el fin de “repensar” juntos nuestro país, reconocemos que -afortunadamente- se comienza a dejar en descubierto cuestiones vitales que exceden el tema agropecuario, tales como: la tenencia de la tierra y su función social, la seguridad y soberanía alimentaria, la preservación de los recursos naturales y culturales, la manipulación de la información por parte de los concentrados medios masivos de comunicación, la falta de educación adecuada sobre el tema en todos los niveles y la escasez de infraestructura para una mejor comunicación (transportes, caminos, red ferroviaria, etc.). Todos esos temas no deben ser dejados de lado, es más, merecen ser tratados y financiados, si en serio queremos lograr entre todos, un desarrollo socioeconómico justo y equitativo. El sector agropecuario es parte inseparable de la construcción de nuestra Nación. Es necesario que el Estado Nacional, junto a toda la ciudadanía y especialmente junto a todos los diversos sectores interesados, promueva la investigación y la educación, planifique, regule y brinde las condiciones necesarias para hacer posible y viable su desarrollo integral y equilibrado. Es necesario hacer un cambio fundamental en la concepción del acto productivo. Hay que tener en cuenta la sustentabilidad económica, social y ambiental de un esquema diversificado, que además supere la centralidad del actual modelo pampeano de producción. Debemos implementar un modelo que mire más allá del monocultivo, que no se encuentre determinado por las decisiones del mercado y sepa defender el núcleo duro de una propuesta inclusiva y justa, que integre en un mismo pueblo al campo y la ciudad.

Grupo de Estudios Agrarios 125